Este artículo fue escrito por la Licda. Mónica Chajón, Terapueta física y respiratoria
El embarazo, parto, postparto y menopausia son procesos naturales que pueden pasar a lo largo de la vida de una mujer. En todas éstas se producen cambios en el suelo pélvico. Estos cambios pueden debilitar, desequilibrar su funcionamiento y hacer que aparezcan síntomas.
Los síntomas
Los más comunes son pérdidas de orina, molestias durante las relaciones sexuales, descenso de órganos, dolor pélvico, diástasis abdominal, entre los más comunes. Otros de los síntomas menos comunes suceden en pero mujeres jóvenes sin hijos que pueden tener disfunciones por estreñimiento crónico, sobrepeso, por esfuerzos repetitivos, sedentarismo, tos o enfermedades respiratorias crónicas, malas posturas corporales, determinadas prácticas deportivas que sean de impacto, intervenciones quirúrgicas en área abdominal o pélvica.
A veces no disfrutamos como quisiéramos el embarazo porque los dolores de espada son fuertes, nos da miedo hacer ejercicio que nos perjudique o lastime, sentimos que en las últimas semanas nos falta el aire o nos incomodan todas las posiciones para dormir.
Es hora de ver a una especialista
Cuando se tienen estos síntomas es donde entra mi papel como fisioterapeuta. Ayudar hacer que todo sea mas cómodo para ti, que respires adecuadamente, que movilices todo tu cuerpo para disminuir dolores, tener flexibilidad, que te conectes con tu cuerpo. Y si es el caso, que abraces a tu bebé que ya viene en camino y disfrutes el movimiento.
El desconocimiento o la tendencia a aceptar y acostumbrarse a vivir con los efectos secundarios que normalizamos por ser mujer o madre, hacen que, en ocasiones, no pongamos soluciones a problemas que afectan de forma importante nuestra calidad de vida. Normalizamos algo como que «al toser o estornudar se nos salga el pipí porque ya tuvimos hijos« y pues esto no es normal. La publicidad que hacen de solucionar esto con toallas sanitarias, protectores diarios o pañales, te diré que no es la única forma de solucionar esto ya que conlleva a varios factores más.
Tampoco ayuda mucho el hecho de que esta parte de nuestro cuerpo pertenezca a un plano tan íntimo y con muchos tabúes y que por dolores durante o después del coito, anorgasmias o vaginismo, no podamos disfrutar de una sexualidad plena.
Por todas estas razones es importante visitar a un fisioterapeuta que este especializada en esta área. Necesitamos tener un suelo pélvico fuerte y tonificado, sin dolor y junto a ello un abdomen y espalda competente y que trabajen armoniosamente para prevenir disfunciones abdominoperineales.